¿Situación de emergencia?

(junio de 2024)

¿Qué podemos decir de la situación actual en Francia, similar a la que está sucediendo en muchos otros países, y de su total confusión de significado y su extraordinaria confusión?

Casi todo es falso en el triste espectáculo que se nos ofrece actualmente. Querer intervenir en esto es necesariamente avalar alguna forma de mentira, participar en su prolongación hasta la saciedad, caer en la trampa de representaciones que nos son ajenas y, sobre todo, renunciar a lo que realmente da sentido a nuestra acción.

Somos comunalistas, lo que significa, entre otras cosas, que consideramos que lo que llamamos democracia representativa es sólo una confiscación de la democracia en beneficio de la continuidad de un sistema jerárquico de dominación y explotación regido por la economía política. Es decir, regido por la cosificación de las personas y de los seres vivos, donde quienes pueblan los territorios siguen siendo, en consecuencia, siempre cantidad insignificante.

Y es ahí donde está la raíz del problema y no en los diferentes nombres que se han dado a sí mismos los sucesivos gobiernos durante décadas y que, salvo algunos detalles, al final han seguido las mismas políticas determinadas por la lógica del mercado globalizado, es decir, por el capitalismo. Con los resultados que vemos a nuestro alrededor.

Por eso todo es un simulacro en lo que se nos representa y se nos presenta. Las elecciones no son más que una diversión que oculta el simple intento de conquistar el poder por parte de personas que, una vez conseguido su propósito, se pondrán a su vez al servicio de la economía política y su lógica de destrucción de todo lo que da sentido a la vida en la Tierra. Es el momento en el que damos nuestro consentimiento a las mismas personas que nos desposeen del poder de actuar sobre nuestro destino común.

¿Hay mentiras menos peores que otras y que justificarían el tener que renunciar a lo que nos constituye? Algunos hablan de una situación de emergencia que exigiría que pusieramos debajo del brazo, nuestras convicciones profundas; !Vaya broma ! Llevamos bastante tiempo en una situación de emergencia y la forma organizativa de esta sociedad demuestra diariamente su aberración, su ignominia y su pulsión de muerte.

Comunalistas e internacionalistas, estamos a favor de la abolición de todos los partidos políticos que también sólo siembran separación y siempre caen en los peores compromisos simplemente para permanecer en ese lugar privilegiado. Hay que ser muy ingenuo para creer que esta gente renunciará a sus ventajas para dar paso a una auténtica democracia; democracia que sólo mostrará su verdadero rostro mediante la constitución de asambleas de base que funcionen en democracia directa.

Pero, presos de pánico ¡ nos apresuramos a ayudarles una vez más ! ¿Para qué ? Por un mal menor que sólo prolongaría aún más una situación en la que, por nuestra parte, podríamos creernos temporalmente seguros. O en nombre de una fachada de humanismo que no ha salvado gran cosa desde hace mucho tiempo y hasta hoy en día.

¿Entonces, sería esto comportarse responsablemente?

Las condiciones para la superación esencial de la catástrofe actual se sitúa en otro lugar y en oposición a la continuidad de este miserable espectáculo.

En todas partes, en todos los territorios y en las bases, deben crearse las condiciones para un diálogo vivo y generalizado, abriendo la puerta a una inteligencia colectiva que será la única que nos permita escapar de la espiral del desastre a la que la lógica mortífera a la que el capitalismo nos conduce.

Aquí es donde radica la emergencia.

Ahora bien, como comunalistas, no somos quienes para dictarle sus elecciones a nadie y le reconocemos plenamente a cada cual, la libertad de decidir individualmente lo que debe hacer o no. ¡ Qué conste !

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