ESC : Ecología Social & Comunalismo
La observación
El colapso de la biodiversidad y el envenenamiento del medio ambiente que asistimos desde hace varias décadas reflejan directamente el empobrecimiento de las relaciones humanas en su diversidad y de todo lo que tiene sentido común. Este es el triste resultado del capitalismo, el gran organizador del trabajo alienado, la industrialización agroalimentaria y la mercantilización globalizada, así como de la desvitalización de la política. Ha provocado una economía en crisis permanente, acompañada de una miseria multifacética que suscita cada vez más indignación y estallidos de disturbios en todo el mundo. Estos enojos legítimos corren el riesgo de convertirse en odio hacia los demás y alimentar creencias ilusorias en partidos que defienden el Estado-nación y confiscan la soberanía popular. Lejos de luchar contra el capitalismo, el régimen de partidos tiene un solo objetivo: la rivalidad por la conquista del Estado. Una vez que están al mando, respaldan la lógica destructiva del capitalismo y nos despojan de nuestro poder colectivo. La democracia representativa, cara tranquilizadora del sistema, se presenta como un horizonte democrático insuperable. Sin embargo, está perdiendo fuelle, como lo demuestra la recurrente abstención en las elecciones. Los partidos políticos ya no nos hacen soñar, y afortunadamente. Habiendo perdido definitivamente el alma la izquierda electoral, dos grandes corrientes cruzan el panorama político/mediático: una tecnocracia neoliberal que tiende cada vez más hacia el autoritarismo y la vigilancia generalizada; y un bloque reaccionario, identitario y racista, cuyas ideas nunca han sido tan trivializadas por los medios de comunicación. Este desastre nos deja ante la falta de perspectivas, el vacío político que dejaron las ilusiones de la izquierda cuando se hizo evidente que estaba fascinada por las prácticas neoliberales y sólo pretendía humanizarlas… Al mismo tiempo, sin embargo, vemos surgir un fuerte deseo de emancipación y de alternativas en las que sería posible llevar una vida significativa. Las redes asociativas están surgiendo en casi todas partes, en la ciudad y en el campo, y vuelven a crear vínculos. Vemos el surgimiento de luchas que articulan la ecología y la cuestión social (contra proyectos inútiles, contra la desaparición de los servicios públicos en las zonas rurales, contra la agricultura industrial, contra las políticas educativas, energéticas, sanitarias, de transporte, contra el patriarcado…). Muchos de ellos abogan por el fin del capitalismo. Pero ¿cómo vivirá la mayoría de la gente si no se ha hecho nada para preparar al mundo después del capitalismo ?
La ecología social como un paso al costado
De esta observación nació la Ecología Social, considerando que los problemas ecológicos se originan en las injusticias sociales y en la lógica de dominación que las alimenta. Es en este marco donde situamos nuestros campos de intervención y nuestras principales perspectivas. Mientras se aleja gradualmente de las lógicas capitalistas, la Ecología Social propone como horizonte una descentralización de la sociedad y una reintegración de las comunidades humanas en actividades localmente ancladas, en equilibrio dinámico con los entornos naturales y unidas entre sí por confederaciones.
El comunalismo como herramienta política
De esta observación surge la necesidad de organizarnos de tal manera que se fomente la mayor participación posible de la población del municipio en las deliberaciones y decisiones que les conciernen. A este modo de organización política lo llamamos “comunalismo”, porque se basa en una confederación de comunas libres. El proyecto comunalista, teorizado por Murray Bookchin, se inspiró útilmente en la larga y rica historia de los movimientos revolucionarios que aspiraban a la emancipación popular. Este enfoque libertario defiende una sociedad descentralizada, la abolición de todas las formas de dominación y explotación y ve sus relaciones con los entornos naturales desde una perspectiva local, sin encerrarse en un localismo chovinista o un supervivencialismo. La cuestión política y social es, pues, inseparable de la de la ecología. La opción comunalista surge claramente en un movimiento más allá de las prácticas partidistas y la democracia representativa hacia la democracia directa, en tensión con las instituciones estatales. Se afirma en los márgenes, a través de prácticas, en territorios restringidos, en los municipios y allí donde los grupos humanos buscan recuperar el control de sus vidas (vivienda, luchas campesinas, salud, producción de energía y bienes esenciales, vida artística, etc.). Ningún proyecto alternativo podrá tener éxito si, juntos, no construimos un movimiento que reúna las luchas contra la dominación y por la dignidad, pero también alternativas concretas que busquen conscientemente proyectarse fuera del capitalismo. Por lo tanto, es necesario incrementar los intercambios entre estos espacios, para crear vínculos de solidaridad, en y entre municipios, regiones e internacionalmente. Fortalecidos por esta cultura y estas prácticas comunalistas, los numerosos experimentos en curso en torno a la pedagogía social, la enseñanza alternativa, la educación popular, los hábitats y lugares compartidos, la producción autogestionada, las granjas colectivas, las luchas antipatriarcales, las luchas feministas, la solidaridad activa con los migrantes, las ZAD , pueden participar en el enriquecimiento de esta dinámica política consistente en partir desde el nivel local para unirse en un territorio (ej.: municipio, distrito de la ciudad, cuenca de valle o montaña, etc.).
La llamada
La construcción de la Ecología Social y el Comunalismo no se basa en un decreto ni en ninguna toma de poder. No podemos ni queremos esperar a la Gran Noche. Ahora debemos trabajar activamente para conectar una multitud de iniciativas colectivas concretas. Es en el tejido discreto de estos enlaces sobre las bases antes expuestas, en el crecimiento de este micelio que os invitamos a participar. Ya sea que estés involucrado en sindicatos, asociaciones, colectivos informales, Amaps, cooperativas integrales o simplemente como individuo en la lucha contra la dominación del mercado. A partir de estos movimientos sociales, ya no queremos delegar nuestro poder político sino tomarlo directamente en nuestras asambleas populares y de toma de decisiones. Es en este proceso en el que nos basamos para construir nuestras propias autoinstituciones municipales en tensión con el Estado. Es a partir de estas asambleas que se han convertido en espacios de reconstrucción y aprendizaje comunitario que podremos identificar nuestras necesidades reales. Inicialmente se tratará de forjar un contrapoder capaz de obligar a los actuales poderes municipales a implementar las propuestas de las asambleas comunales. Porque el objetivo es avanzar hacia una democracia directa y efectiva. Se trata también de recrear una política estructurada por nuestra diversidad y nuestros vínculos con los entornos naturales. A través de este enfoque consciente y decidido, queremos crear las condiciones para una salida definitiva del capitalismo y una ecología social. Depende de todos nosotros crear este movimiento emancipador que traiga esperanza, a nivel local, luego a nivel regional y más allá. Esta hoja de ruta es sólo el primer paso hacia el desarrollo colectivo de una estrategia que seguirá desarrollándose a medida que avancemos. El camino se hace al caminar; caminemos cuestionándonos; Transformémonos transformándonos nosotros mismos !
Y más sobre el tema: Un manifiesto para «Actuar aquí y ahora – Pensar la ecología social de Murray Bookchin» por Floréal M. Romero y su reseña.